Qué es la comida rápida
Los términos “comida rápida”, “comida pronta”, “fast-food”, “comida chatarra”, “comida basura” y “comida callejera” son usados en algunos países para designar preparaciones alimentarias que son hechas y servidas en un corto espacio de tiempo. Generalmente son ofertadas y consumidas en bares o restaurantes, donde las personas están de paso. Como aeropuertos, estaciones de autobuses, calles de zonas turísticas, chiringuitos de playa y también en los centros comerciales y zonas de ocio de las grandes ciudades.
Además de eso, una de las peores situaciones, es que ese tipo de comida está totalmente propagada donde buscamos, muy a menudo, algo sencillo para comer entre los intervalos del trabajo, almuerzo o cena. La recogemos en estos locales mundialmente llamados “Take away” (comida para llevar). Nos quedamos en pie o vamos comiendo por la calle, andando de vuelta al trabajo o de paseo.
Los productos más destacados de la comida rápida son las hamburguesas, los bocadillos, pizzas, bocatas, perritos calientes, sándwiches, patatas fritas, choripán, tacos, nachos, fish&chips y una infinidad de combinaciones.
Ingredientes diversos y denominaciones propios de cada país. Una enorme cantidad de empresas multinacionales ofrecen franquicias que se especializan en esa forma cada vez más criticada de alimentación. Pero siempre sigue en alza. En los últimos años con los también muy apreciados “Food Truck” que sirven comida rápida callejera.
Un poco de historia
La comida rápida surgió en 1912 cuando se abrió en Nueva York un local que ofrecía comida barata por detrás de una ventanilla de vidrio y se pagaba por una ranura. El servicio se popularizó con el slogan “Menos trabajo para mamá”. Una publicidad enfocada principalmente para los jóvenes trabajadores que ganaban bajos sueldos y vivían lejos de su local de trabajo.
En 1916 en Wichita, Kansas (EEUU), Walter Anderson, cocinero y emprendedor comenzó a vender hamburguesas en una intersección muy concurrida de un tranvía de la ciudad. Consiguió un gran éxito. Para el año 1921, W. Anderson conoció al que sería su socio Billy Ingram y con el que fundaría la popular cadena de comida rápida White Castle. En ella empezaron a vender hamburguesas con patatas fritas y refresco de cola a precios reducidos.
Algunas características de la comida rápida
Las principales características de un negocio de comida rápidason, en general: la ausencia de camareros sirviendo las mesas y que los clientes encargan, pagan y recogen en barra.
Un gran número de estos establecimientos, suelen ofrecer servicio de entrega a domicilio, a través del teléfono o de páginas web. Esto, unido a los bajos precios de sus productos, se convierte en unos de los factores más relevantes de su éxito.
Sin embargo, el advenimiento de la comida rápida está fuertemente asociado con las prisas. Con el crecimiento de las ciudades y el estrés de la modernidad. Además, su gran aceptación se debe también a su alto contenido en sal, azúcar, colesterol y grasas saturadas.
Pero estos alimentos que, consumidos en exceso son elementos causantes de muchas patologías cardiovasculares, son altamente responsables de la obesidad. Tanto adulta como infantil. Y el gran mal es que los ingredientes con que se preparan, como las carnes, las salsas y los panes, suelen ser alimentos muy procesados. Precocinados, congelados y con altos índices de conservantes, acidulantes y colorantes.
Justamente porque son ingredientes de comida rápida es por lo que necesitan tener mayor número de aditivos. De esta forma amplían su duración para estar más tiempo disponibles en el mercado.
A la contra
A finales del siglo XX surgen ciertas corrientes contrarias a la comida rápida. Como el movimiento Slow Food nacido en el año 1984 promovido por José Bové, sindicalista francés y activista antiglobalización. Este movimiento tiene por finalidad luchar contra los hábitos que introducen la comida rápida en nuestras vidas.
En 2004 se estrenó un documental denunciando esta situación. La película-documental relacionada con la hamburguesa Super Size Me (Súper Engórdame) dirigida y protagonizada por Morgan Spurlock. En ésta, Morgan decide alimentarse únicamente de comida de un conocido establecimiento de comida rápida. Lo hace durante un mes entero e incluso el agua que toma es de esa cadena. Esta idea la tuvo después de que dos chicas norteamericanas demandaran a la empresa. El motivo: volverse obesas después de haber comido frecuentemente sus hamburguesas.
Morgan Spurlock antes del experimento pesaba 84 kg y medía 1,88 cm. Estaba sano antes del experimento. Lo comprobó haciéndose pruebas preliminares con acompañamiento médico.
En apenas 12 días ya había engordado 8 kg. Las pruebas bioquímicas ofrecián datos alterados y el hígado ya presentaba señales de esteatosis (hígado graso). También tenía síntomas gástricos, mareos y vómitos, crisis de humor y disfunciones sexuales. Spurlock llega al final de su experimento con su salud deteriorada y algunos daños irreversibles en su hígado. Así lo corroboraron los médicos. En el mes que duró el experimento Spurlock había ingerido más comidas de las que se recomienda comer en 8 años.
El documental fue premiado en los Óscar. Mientras, la presión social crecía. Y algunas cadenas de restaurantes de comida rápida, anunciaban que iban a incluir información nutricional en el empaquetado de todos sus productos.
Hambre y malnutrición
En el Día Mundial de la Alimentación el brasileño José Graziano da Silva, director general de la FAO (Organización de Las Naciones Unidas para la Alimentación) ha dicho: “821 millones de personas sufren hambre y 155 millones de niños sufren malnutrición crónica. El planeta, aunque ha unido esfuerzos para erradicar la pobreza y las desigualdades, no ha logrado hacerlo. El hambre ha seguido aumentado así como la mala alimentación y la obesidad“.
La comida rápida también es causante de la mala alimentación porque es fácil de obtener y de preparar. Es más barata que la comida fresca, especialmente para las personas pobres de áreas urbanas, dice Graziano. Cuando las personas eligen alimentos más baratos, porque sus recursos son escasos, acaban por elegir alimentos muy calóricos y pobres en nutrientes.
La importancia de la información nutricional
Es sabido que la famosa cadena de comida rápida norteamericana no solo ha incluido información nutricional en sus paquetes. También ha cambiado el formato de sus productos y alterado los ingredientes. Ha incluido frutas y ensalada en el menú de sus hamburguesas. Principalmente en los combinados (combos) para niños. Sobre todo para mejorar su imagen frente al público y consumidores.
¿Pero esto es suficiente?
El consumo de estos alimentos baratos, sin embargo, representan un alto coste de salud para la sociedad. La obesidades el principal problema. Un factor de riesgo para muchas enfermedades no transmisibles. Como enfermedades del corazón, accidentes cerebro-vasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. Aparte de esto, debido a los bajos niveles de nutrientes que aportan, causan otros tipos de enfermedades.
¿Qué podemos hacer?
¿Qué hacemos ante toda esa gama de productos y locales que ofrecen esa infinidad de opciones? Sobre todo cuando estamos de viaje, con poco tiempo disponible y dinero para comer. O cuando simplemente queremos salir de fiesta por la noche o pasar fines de semana con amigos.
Es interesante utilizar siempre el sentido común. Escoger las opciones más saludables o menos insanas. Y lo más importante, tratando de reducir calorías. Cuando pedimos una hamburguesa o sándwich, por ejemplo:
- Evitar mayonesa y preferir mostaza o kétchup. Una cuchara de mayonesa aporta 40 calorías, la mostaza 17 calorías y el ketchup 22,5 calorías.
- Preferir carnes a la plancha, a la parrilla y sin grasas.
- Elegir panes integrales con semillas, que aportan fibras y tienen un metabolismo más lento. Y lo mismo para las pastas.
- Escoger pescados grasos: sardina, atún o salmón. Aportan ácidos grasos omega 3 que protegen corazón y cerebro.
- Elegir sándwiches vegetales o hamburguesas cuyo ingrediente principal son las ensaladas. Con lechuga, zanahoria, brócoli, calabacines, etc. Mejor sin sazonar o con poca sal.
- Evitar las patatas fritas, los embutidos y los huevos.
- Preferir siempre versiones light de los quesos.
- Elegir el té o el agua como bebida, en lugar de los refrescos.
Cabe a todos reflexionar sobre qué ritmo de vida es mejor para nosotros y nuestras familias. Intentar siempre que el momento de la comida no sea acelerado. Que la rutina sea lenta, comiendo y cocinando en casa alimentos frescos. Tratando de no abrir la mano a las opciones más rápidas. Que estas no primen sobre la calidad de la alimentación.
Nuestro cuerpo nos estará muy agradecido y nuestra salud nos regalará una mayor expectativa de vida.
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